martes, 25 de mayo de 2010

Sólo un ádios

II.
Lo sé --dije--. Tú tenías veinte años cuando yo me enamoré de ti y me casé contigo. Y desde entonces no tienes edad.


Eres un adulador y un mentiroso --me dijo ella, pero sonriendo--. Tengo arrugas en las orillas de mis ojos, hay marcas en mi abdomen y...


No importa --dije--. La belleza de tus veinte años causó tal impresión en mi mente, que se ha quedado ahí indeleblemente grabada. Nunca podré verte de otra manera, aunque la gente algún día diga: "Viejo tonto, no estás viendo más que una vieja", yo no podré creerles.


Hice una pausa para pensar un momento, pero luego dije en su lengua nativa: Rizalazi Zyanya chuüpa chii, chuüpa chii zyanya, era un juego de palabras, que más o menos quería decir: "Recuerda, Siempre, que los veinte te dejaron en veinte siempre.


Ella preguntó tiernamente: ¿Siempre?


Y yo le aseguré: Siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario